miércoles, 4 de enero de 2012

HAYA COMO PRIMER NEOMARXISTA LATINOAMERICANO


HAYA COMO PRIMER NEOMARXISTA
DE LA IZQUIERDA LATINOAMERICANA
Gustavo Flores Quelopana
Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía
La doctrina aprista aplica la teoría marxista
pero no la acepta como un dogma.
Sólo los comunistas rusos vieron desde
 el comienzo que el aprismo es una
                                                    negación dialéctica del marxismo.
Haya de la Torre

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Resumen

Para Haya de la Torre su doctrina no es una dogma marxista, ni un marxismo heterodoxo, como muchos han supuesto, sino más bien una recusación del marxismo, pero una recusación con el instrumento hegeliano de la dialéctica. Cuenta Haya que cuando enunció que el imperialismo en los países económicamente retrasados no es la última sino la primera etapa, los comunistas rusos como Bujarin y Zinoviev reconocieron desde el comienzo que el aprismo era una negación dialéctica del marxismo. En consecuencia, afirma, ser marxista dialéctico y no dogmático significa ser ya antimarxista. Haya no es ni fue un marxista por la condición subjetiva o por la discrepancia consciente al marxismo. Va más allá del marxismo ortodoxo, el marxismo heterodoxo y el marxismo hegeliano porque emplea la dialéctica como vehículo de comprensión de la realidad social rompiendo con las tesis centrales del marxismo rígido, el proletarismo del marxismo heterodoxo y el dialecticismo filosófico del marxismo hegeliano.
No hay duda que mucho de apasionamiento ideológico entorpeció una justa apreciación de las ideas del polémico líder político latinoamericano, quien no solamente tuvo un permanente interés por la filosofía sino que logró edificar un pensamiento original. El neomarxismo latinoamericano o indoamericano de Haya separa metodológicamente teoría y método, su posición dialéctica no es materialista, reconoce el curso dialéctico en la naturaleza, sociedad y en la teoría marxista misma, no acepta a pie juntillas el materialismo histórico y dialéctico, adelanta una interpretación económico-política de la realidad distinta a la ortodoxia del marxismo, defiende un nacionalismo económico, la necesidad de distinguir el imperialismo político del imperialismo económico, con el cual hay que tratar y controlar desde la unidad continental, acepta provisoriamente la vía capitalista como condición para superar la dependencia desbrozando el camino hacia el socialismo y postula un interamericanismo democrático sin imperio.
Abstract
For Haya de la Torre its doctrine is not a Marxist dogma, nor a heterodox marxism but rather a recusación of the marxism, but a recusación with the hegeliano instrument of the dialectic one. Have it is not nor she was a Marxist by the subjective condition or the conscious discrepancy to the marxism. It goes beyond the orthodox marxism, the heterodox marxism and the hegeliano marxism because it uses the dialectic one like vehicle of understanding of the social reality breaking with central theses of the rigid marxism, the proletarismo of the heterodox marxism and the philosophical dialecticismo of the hegeliano marxism.

1.
HAYISMO NO ES MARXISMO

No hay duda que el aprismo es uno de los más interesantes movimientos políticos de izquierda, su influencia ha sido profunda en todos los movimientos sociales progresistas de los últimos setenta años desde el Río Bravo hasta la Patagonia, se enfrentó desde su fundación a las dictaduras y al comunismo y se resistió desde un comienzo a ser dócil peón de la Unión Soviética.

Para Haya de la Torre su doctrina no es una dogma marxista, ni un marxismo heterodoxo, como muchos han supuesto, sino más bien una recusación del marxismo, pero una recusación con el instrumento hegeliano de la dialéctica. Esto es, que el aprismo no es un marxismo latinoamericano sino otra teoría política antiimperialista.

Las tesis apristas sostienen que Rusia es como potencia imperialista, la necesidad del Frente Popular, la alianza de clases, el capitalismo industrial como fase inicial en los países atrasados, el aprismo como negación dialéctica del marxismo, la necesidad de integración regional y la imposibilidad de salir del atraso sin la ayuda económica y tecnológica de los países avanzados. Insiste además, en ser un movimiento que no obedece a ninguna directiva extra-continental. Haya menciona en Cuadernos americanos (Sobre la “Historia del comunismo en América Latina” y una rectificación, esta obra no aparece en las Obras completas) a los académicos de Oxford G. D. H. Cole, G. Pendle y R. A. Humphrys quienes calificaron al Apra como un original socialismo latinoamericano. Acerca de la polémica sobre la posición filosófica marxista del aprismo se ratifica en la línea dialéctica como piedra de toque para desmentir a aquellos que pretenden demostrar que “el Aprismo fue marxista y ya no lo es”.

Al respecto, Haya sostiene aquí que el aprismo arranca filosóficamente del determinismo histórico de Marx y de la dialéctica hegeliana para fundamentar sus normas de metodización filosófica en el enunciado dialéctico de la negación de la negación; pero reconoce también en el marxismo una escuela sujeta a la misma ley por ella descubierta y perfeccionada. Es decir, sus propias conclusiones no pueden ser dogmas inflexibles, de lo contrario el marxismo es dogma yerto o es devenir vivo y móvil sujeto a la ley de la negación de la negación. Así, Haya considera su doctrina como una negación dialéctica del determinismo marxista al aplicar a nuestra historia nuevos principios científicos y las proyecciones filosóficas del relativismo de Einstein.

La línea de divergencia entre el Apra y el comunismo quedó fijada definitivamente en el Congreso de Bruselas de 1927. Sus postulados de 1924 son estructurados doctrinariamente en el libro redactado en 1927 y publicado en Santiago de Chile en 1936, El antiimperialismo y el Apra (Obras completas, tomo tercero, Ed. Mejía Baca, Lima, 2da edición 1984). Haya preparó este libro como respuesta al comunista cubano Antonio Mella –asesinado por el tirano Machado- siendo su tesis central que el marxismo no puede ser aplicado a la realidad distinta de Indoamérica sin sufrir modificaciones, por lo cual el imperialismo no deviene en la última etapa del capitalismo, como pensaba Lenin, sino en su primera fase. A partir de aquí surgiría más tarde la tesis del Espacio-tiempo histórico distintos para Europa y América del Sur.

Haya en 1935 escribió una nota para la primera edición de El antiimperialismo en la que se ratifica que en los países coloniales o semicoloniales la revolución comunista es un sin sentido, pues, sostenía que la carencia de proletariado, debido al ínfimo desarrollo industrial, impone una alianza de clases antiimperialista dirigida por la intelectualidad de las clases medias, la cual emprendería la lucha para derrotar al imperialismo y desarrollar un capitalismo de Estado como premisa básica para el socialismo. En la Nota a la segunda edición de 1936, tras la cruenta represión de la represión de Trujillo y la implacable persecución del gobierno del General Benavides, Haya pone mayor énfasis en la unión continental de los pueblos antiimperialistas.

Sin embargo, es en la Nota a la tercera edición de 1970 donde Haya destaca la notable validez de sus tesis fundamentales, como movimiento autónomo indoamericano, frente el oportunismo de Stalin ante el fascismo, el surgimiento del contubernio entre los corifeos nazis y comunistas en Indoamérica, el jubiloso recibimiento del pacto de los supremos autócratas de Berlín y Moscú por todos los partidos adscritos a la Tercera Internacional, la proclamación de la nueva guerra imperialista contra las potencias del capitalismo, la exigencia de Stalin después de la Conferencia de Yalta de febrero de 1945 para todos los Estados latinoamericanos de romper hostilidades con los países nazi-fascistas, la transformación de la Rusia soviética en una super potencia imperialista industrial militar, las denuncias devastadoras del XX Congreso de 1956 sobre el sistema cruel e inhumano del stalinismo, que sin embargo siguió conservando un régimen antipopular y la entrega de la revolución castrista de Cuba  al dominio totalitario de Moscú. 

Todos estos hechos significaron para Haya el triunfo teórico-práctico del Aprismo y de sus principales tesis normativas. Mientras los partidos comunistas criollos se encenegaron en una variopinta dispersión faccionalista, el movimiento aprista demostró ser el único intento sobresaliente de crear un socialismo latinoamericano, así lo afirmó el economista de Oxford G. D. H. Cole (Historia del pensamiento socialista, FCE, México, 1962, Vol. VI, p. 275). Pero lo más importante de esta Nota del 70 es el énfasis puesto en enderezar la distorsionada polémica sobre la filiación filosófica marxista del aprismo. Insistirá que aceptar el método dialéctico hegeliano y rechazar los dogmas del marxismo lo convierte desde el principio en un antimarxista.

2.
 “EL APRISMO FUE MARXISTA Y YA NO LO ES”

Para Haya este aserto pertenece a escritores y comentaristas áulicos o dogmáticos. Sostiene que el aprismo arranca filosóficamente del determinismo histórico de Marx y de la dialéctica hegeliana adoptada por él para su concepción del mundo. Pero el Aprismo fundamenta sus normas de metodización filosófica en el enunciado dialéctico de la negación de la negación, reconociendo el principio universal del eterno movimiento, cambio y devenir avizorado por Heráclito. Hay que reconocer que el marxismo es una escuela filosófica sujeta a la misma ley por ella descubierta y perfeccionada. De modo, que admitir su método dialéctico implica reconocer que sus concusiones doctrinarias no pueden aceptarse como dogmas inflexibles. O el marxismo es dogma yerto o es devenir vivo, sujeto a la ley de la negación de la negación.

La propia latitud latinoamericana, dice, ha sido considerada por el Aprismo al considerar el marxismo como una negación dialéctica del determinismo marxista  al aplicar los innovadores principios científicos y proyecciones filosóficas de la Relatividad de Einstein. Conocido es el osado juicio de Marx sobre Bolívar quien escribió que “es enojoso ver cómo a ese cobarde, vil y miserable canalla lo glorifican como a Napoleón I” (Obras Completas de Marx y Engels. Tomo XXII, p. 304). Engels tampoco se quedó atrás al aventurar conceptos sobre cómo nuestras “pequeñas naciones  deben estar agradecidas, en suma, a quienes siguiendo las necesidades históricas las agregan a un gran imperio” (Citado por Walter Kolarz en Communism and Colonialism, Cáp. IX, p. 101).  En 1942 en Cuadernos americanos remarca que el aprismo es un marxismo dialéctico que niega el marxismo, y lo niega al nacer con su teoría sobre el imperialismo y su concepción de un movimiento no de una clase sino un frente único de clases. La idea de un gobierno desde un partido o de una clase resulta inaceptable –división tajante con el comunismo- debido a las condiciones objetivas de nuestro industrialismo de primera etapa y de un naciente proletariado que no hace la máquina.

Cuenta Haya que cuando enunció que el imperialismo en los países económicamente retrasados no es la última sino la primera etapa, los comunistas rusos como Bujarin y Zinoviev reconocieron desde el comienzo que el aprismo era una negación dialéctica del marxismo. En consecuencia, afirma, ser marxista dialéctico y no dogmático significa ser ya antimarxista. Y añade que es muy expresivo que los teóricos comunistas no hayan respondido nunca a nuestra tesis sobre la relatividad de los términos última o primera etapa del capitalismo y que en su lugar hayan recurrido a sostener que el aprismo era defensor del imperialismo. Para lo cual es indispensable no confundir el imperialismo económico con el político. El antiimperialismo político del aprismo se enuncia en la unión continental de Indoamérica y todos sus puntos programáticos van hacia un antiimperialismo constructivo, que se deriva de la necesidad de capitales para cumplir la primera etapa de nuestra industrialización. Y el imperialismo económico –etapa industrialista- responde a ese obligado trato  que debe hacerse sobre la base de una coordinación indoamericana, lo cual es el tema del sexto punto del ideario original y conocido como “ínteramericanismo democrático sin imperio”. Las otras cinco tesis son: marxismo dialéctico no dogmático, integración antiimperialista, reforma agraria y educativa, nacionalismo económico o liquidación de feudalismo y oligarquías y capitalismo de Estado o industrialización continental.

3.
ESPACIO TIEMPO HISTÓRICO

Como Haya fundamenta su antimarxismo en la dialéctica hegeliana y en la idea Relativista de Einstein, es necesario que prestemos atención a su teoría sobre el Espacio-Tiempo Histórico.

Son conocidos los dos folletos que le dedicó Francisco Miró Quesada al aprismo, La farsa del espacio-tiempo histórico (Mimeo, Lima, 1964, 6 p.) y Descalificación ideológica del Apra (Mimeo, Lima, 1964, 3 p). La primera hace hincapié en que los conceptos físico-cuantitativos no pueden dar cuenta de realidades histórico-cualitativas, mientras la segunda insiste en la retractación marxista del aprismo. No hay que olvidar que son los años en que nuestro filósofo venía de darse una vuelta por Rusia y China publicando sus experiencias en su libro La otra mitad del mundo (Ed. PanPerú, Lima 1960), además sacó a la luz su trabajo Las estructuras sociales  (1961) que fue objeto de un duro análisis por parte del avisado liberal y periodista Arturo Salazar Larraín, quien lo calificaría de abrazar un concepto endurecido de estructura y de estar muy cerca al catecismo del marxismo (Las estructuras sociales de F.M.Q. o gato por liebre, ¿concepto científico o bandera política?, Lima 1961), publicaría igualmente La ideología de acción popular (1963) y Fundamentos filosóficos de la planificación (1963).

Haya en un artículo intitulado El fracaso de las guerrillas en el Perú (28 de octubre de 1965; recopilado en Víctor Raúl en el tiempo, Luis Alva Castro editor, Lima, tomo II, pp. 623-627) responde afirmando que en el país la guerrilla comunista contó con la más abierta protección del régimen del presidente Belaunde y de la junta militar que la antecedió; siendo notoria la presencia de compañeros de viaje pro-rusos y pro-chinos en destacadas posiciones burocráticas, siendo una de ellas la del doctor Francisco Miró Quesada como ministro de educación, el cual fue un bien recibido huésped de Moscú y Pekín. En realidad, F.M.Q. nunca ocultó sus simpatías con la causa del comunismo, aun cuando se adscribiera a un enfoque humanista y perteneciese por un tiempo a las filas de Acción Popular.

En 1945 Haya da a conocer su teoría sobre Espacio-Tiempo Histórico en Cuadernos Americanos, a su turno el escrito terminó organizado en cinco ensayos y tres diálogos, siendo la idea central una formulación de la filosofía de la historia que afirma conforme a Hegel un pueblo alcanza la conciencia de sí cuando logra la conciencia de su espacio y de su tiempo. Pero a diferencia de Hegel sostiene que no hay una sola historia universal, sino varios desarrollos históricos con puntos de relación, cruce y contigüidad. De modo que un mismo espacio no puede ser aplicado a todos los espacios porque tiempo, espacio y movimiento son inseparables de cada realidad concreta, así hay un espacio-tiempo europeo, otro chino, estotro norteamericano y latinoamericano. Lo que al final se obtiene es una visión relativista de la historia pareja al relativismo físico de Einstein. En 1955 Cuadernos americanos publica Toynbee frente a los panoramas de la historia (incluida en la edición citada de Alva Castro en las páginas 123-235), donde Haya afirma que su tesis es superior a la del historiador inglés por dos motivos: no ser newtoniana ni europea como la del pensador inglés.

En 1946 Rodney Arismendi, comunista uruguayo, en un escrito llamado La filosofía marxista y Haya ( Ediciones Anteo, Lima 1986) sostuvo desde la ortodoxia marxista que dicha filosofía de la historia se basaba en una completa incomprensión de la dialéctica marxista, en la deteriorada y ecléctica teoría de los factores, en la caricatura de la teoría de Einstein, en el mecanicismo geográfico y en el relativismo spengleriano que niega la historia universal en pro de un paralelismo de ciclos culturales. En el mismo año el filósofo comunista peruano César Guardia Mayorga en su texto Reconstruyendo el aprismo califica de ingeniosa y mistificadora la filosofía de la historia hayista, por la traslación de la teoría de la Relatividad al terreno de la historia, sustituyendo elementos fundamentales del relativismo físico en el espacio-tiempo histórico, reemplazando el observador por el historiador, el suceso observado por el desarrollo de cada pueblo continente en su espacio-.tiempo y por sustituir la velocidad constante de la luz por lo pueblos luz.  La respuesta de Haya fueron los llamados Diálogos para el esclarecimiento, que componen la segunda parte de la versión definitiva de Espacio-Tiempo Histórico publicado en 1948.

4.
 LA FILOSOFÍA HAYISTA

No hay duda que mucho del apasionamiento ideológico entorpeció una justa apreciación de las ideas del polémico líder político latinoamericano, quien no solamente tuvo un permanente interés por la filosofía sino que logró edificar un pensamiento original. Al respecto cabe hacer las siguientes precisiones:

A)   Sobre el marxismo.-
·        Haya no es ni fue un marxista por la condición subjetiva o por la discrepancia consciente al marxismo.
·        No asume la posición de clase del proletariado sino del Frente Popular encabezado por las clases medias.
·        Y por la condición objetiva, no se adhiere ni se adhirió a los principios fundamentales del sistema teórico del marxismo, a saber, el método materialista, la interpretación económica de la realidad, y el reconocimiento de la necesidad histórica del comunismo.
·        Su sola adhesión al método dialéctico lo convierte más bien en el primer neomarxista de la izquierda latinoamericana.
·        Su propósito no fue la defensa de la dictadura del proletariado como propugnaba el comunismo dogmático, ni la revitalización de la dimensión filosófica del marxismo como se proponía Lukács, ni revisar la teoría leninista de la revolución como Gramsci, sino la edificación original de un marxismo dialéctico no dogmático latinoamericano.
·        Si Mariátegui fue un marxista heterodoxo y creador que defendió la existencia de una realidad peruana junto a la dialéctica materialista y combatió el revisionismo (clásico, pragmatismo de Eastman, socialismo ético de H. de Man), Haya de la Torre fue un neomarxista que defendió lo peculiar de la realidad indoamericana junto a la revisión de los dogmas del marxismo mediante la aplicación de la dialéctica hegeliana.
·        Haya va más allá del marxismo ortodoxo, el marxismo heterodoxo y el marxismo hegeliano porque emplea la dialéctica como vehículo de comprensión de la realidad social rompiendo con las tesis centrales del marxismo rígido, el proletarismo del marxismo heterodoxo y el dialecticismo filosófico del marxismo hegeliano.
·        El neomarxismo latinoamericano o indoamericano de Haya separa metodológicamente teoría y método, su posición dialéctica no es materialista, reconoce el curso dialéctico en la naturaleza, sociedad y en el marxismo mismo, no acepta a pie juntillas el materialismo histórico y dialéctico, adelanta una interpretación económico-política de la realidad distinta a la ortodoxia del marxismo, defiende un nacionalismo económico, la necesidad de distinguir el imperialismo político del imperialismo económico, con el cual hay que tratar y controlar desde la unidad continental, acepta provisoriamente la vía capitalista como condición para superar la dependencia desbrozando el camino hacia el socialismo y postula un interamericanismo democrático sin imperio.
·        Haya captó certeramente la separación de la dialéctica que había entre el método y la teoría en el marxismo y supo a partir de ella avanzar hacia una nueva filosofía de la historia. 

B) Sobre el Espacio-Tiempo Histórico.-
·        Es el primer filósofo de la historia, después del corsi ricorsi de Vico, en sostener que puede aplicarse conceptos de la física al estudio de la historia.
·        Es el primero en hablar de los pueblos luz y aunque no sistematiza sus análisis los desarrolla con toda claridad.
·        Es el primero en indoamérica en reaccionar contra tendencia vigente a aceptar que sólo existe una historia universal, y que ésta es sobre todo occidental.
·        Se adelanta al enfoque intercultural y a la crítica de la definición occidental monocultural de la historia.
·        Se adelantó también a Braudel afirmando que hay varios desarrollos históricos simultáneos, siendo necesario distinguir sus propios periodos largos en la historia.
·        Se adelantó a los comunitaristas en el supuesto que el mayor enemigo del liberalismo no es precisamente el totalitarismo sino el potencial regenerador del estado democrático que desborda al liberalismo mismo.

Por último, cabe señalar que la filosofía hayista tiene que afrontar el desafío de la globalización y el multiculturalismo como fenómenos que desde orillas contrapuestas cuestionan el Estado nacional y el enfoque relativista de la historia. La homogenización y la estandarización de una historia única global es la principal amenaza a las culturas autónomas locales y a su destino civilizatorio.

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